ARZOBISPO DE BARRANQUILLA CONCELEBRARÁ EUCARISTÍA CON EL PAPA FRANCISCO EN LA BASÍLICA DE SAN PEDRO

Dgu32xFXkAkxKX4

Por: JAIDER LÁZARO, Pbro. Delegado Arquidiocesano de Liturgia

(Arquidiócesis de Barranquilla)

El viernes 29 de junio, Monseñor Pablo Salas Antelis, concelebrará la Eucaristía con el papa Francisco, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

En esta celebración, el Arzobispo de Barranquilla recibirá el Palio Arzobispal que luego le será impuesto en la Catedral Metropolitana María Reina, como sede propia de Monseñor Salas Anteliz. El Palio quiere significar el valor y sentido como expresión de comunión eclesial de los arzobispos metropolitanos hacia el Papa, y desde los arzobispos metropolitanos de los obispos de sus diócesis sufragáneas.

La organización básica de la Iglesia universal es la diócesis, que es una porción del pueblo de Dios, confiada a un pastor, que es el obispo; las diócesis se agrupan para una mejor acción pastoral en las denominadas provincias eclesiásticas, la diócesis que es cabeza de esa provincia Eclesiástica se le denomina Arquidiócesis y a las demás, se les llama Diócesis, que son sufragáneas (dependientes) de la Arquidiócesis.

El obispo que está al frente de una Arquidiócesis se le llama Arzobispo Metropolitano, porque debe velar por el cuidado pastoral de las diócesis sufragáneas.

Esta dependencia es más bien una colaboración pastoral y de vínculos de comunión, pues cada diócesis tiene su obispo propio, ellos están unidos y en colaboración con el Arzobispo metropolitano.

En Colombia existen 13 provincias Eclesiásticas, en la Región Caribe están dos de ellas, la de Cartagena y la de Barranquilla, como Barranquilla

Al parecer sus orígenes están ligados al vestido que usaban los nobles en el imperio romano, lo que sí se sabe con certeza, es que pronto comenzó a ser usado por los papas y concedido como un privilegio especial a algunos obispos, convirtiéndose luego en un distintivo de los Arzobispos Metropolitanos.

El palio es elaborado por las Monjas benedictinas del Monasterio romano de Santa Cecilia, todos los años, en la fiesta de la virgen y mártir de la cristiandad primera Santa Inés (21 de enero), el Papa bendice unos corderos de los que se extrae la lana. Dicha lana, una vez confeccionada, se guarda en una urna de plata en la capilla de la tumba de San Pedro, en el Vaticano, hasta el 29 de junio, Solemnidad de san Pedro y san Pablo.

Antiguamente, tras la bendición el papa enviaba un palio a cada uno de los arzobispos metropolitanos nombrados en el año inmediato anterior, a quienes se les imponía en sus arquidiócesis. Sin embargo, en 1984 san Juan Pablo II inició una nueva etapa, al invitar a los nuevos metropolitanos a concelebrar con él en la Basílica Vaticana, e imponerles el palio en durante la Misa de la Solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo.

Esta costumbre permaneció durante todo el pontificado del papa polaco, durante el pontificado de Benedicto XVI y los dos primeros años del papa Francisco. En enero de 2015, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas del Santo Padre, Mons. Guido Marini, comunicó la decisión del papa Francisco de no imponer el palio a los nuevos arzobispos.

Explicó que a partir del 29 de junio de ese año los nuevos metropolitanos estarían en Roma, concelebrarían con el Santo Padre, participarán en el rito de bendición de los palios, pero no habría imposición, simplemente “recibirán el palio designado para ellos de parte del Santo Padre de forma más sencilla y privada”. Por tanto, la imposición se efectuaría en sus arquidiócesis por parte de los nuncios apostólicos de cada país.

El significado de esta modificación, explicó Mons. Marini, es evidenciar con más fuerza la relación de los arzobispos metropolitanos con su Iglesia local y por tanto, dar también a más fieles la posibilidad de estar presentes en este rito tan significativo para ellos, y también particularmente a los obispos de las diócesis sufragáneas, que de esta forma podrán participar en el momento de la imposición.

El palio es símbolo de la unidad que vincula a los pastores de las iglesias particulares con el Sucesor de Pedro, Obispo de Roma. Y al respecto, el palio es también una llamada a los sacerdotes y los fieles de las distintas diócesis a consolidar cada vez más una auténtica comunión con sus pastores y entre todos los miembros de la Iglesia.